Nota de lectura: Autobiografías (Parte I y II)

     Las diversas autobiografías que se encuentran en el cuadernillo tienen la característica de ser sumamente diferentes. A pesar de partir de la misma premisa, cada escritor y escritora encuentra su manera particular para desarrollar el escrito sobre sí mismo.
     La primera parte del cuadernillo está comprendida por un texto de Ricardo Piglia, en donde comenta su interés por una autobiografía futura. El escritor utiliza el recurso de la tercera persona, que por momentos parece esfumarse, para hacer un recorrido, no necesariamente cronológico, de su vida. Toma “la lectura” como elemento conector, considerando la huella que distintos libros han dejado en fragmentos de su historia. No se trata del contenido individual de cada libro, o de su influencia; se trata sobre aquella noción irrepetible que conlleva una primera lectura, de aquella emoción experimentada en aquel contexto tan particular que ahora vive únicamente en un borroso, pero valioso, recuerdo.
     Partiendo de esa base, Ricardo comparte distintas vivencias: su primer acercamiento a la lectura, cuando tenía tres años e inocentemente pretendía imitar a su abuelo, hasta amores, viajes, amigos, descubrimientos personales, etc. La figura de su abuelo aparece con fuerza en la mayoría de los escenarios, interpelando de gran manera su pasión por la escritura, siendo él una de las razones elementales para su desarrollo inicial.
     Una de las cosas que Ricardo declara, es como el gusto por la lectura desemboca luego en un interés por la escritura. Creo que esto define plenamente a las autobiografías que se encuentran en la parte II del cuadernillo. A mayor o menor medida, cada uno de los autores alude a la lectura para trazar una hoja de ruta de sus vidas, y en consecuencia, de su profesión. Asimismo, comparten la idea de que una autobiografía es una selección de situaciones que, por un criterio personal, decidimos exponer al mundo. De aquí las virtudes y los defectos que se eligen discriminar.
     Cada autobiografía se estructura de un modo particular. Pedro Mairal propone la idea de un hilo de episodios que están unidos entre sí; Vlady Kociancich emplea una manera más “clásica”, haciendo un recorrido por su árbol familiar y su desenlace literario.
     En lo personal, la autobiografía que más me atrajo fue la de Osvaldo Soriano. Creo que tiene que ver con el factor de utilizar al “gato” como elemento conector. La figura del gato es usada como puntapié para narrar numerosas secuencias de su vida, como hizo Ricardo anteriormente con los libros: apareciendo en primera instancia en su nacimiento, como si se tratara ya de un mensaje espiritual; como también en sus primeros pasos en la escritura. Esa elección me resulta muy interesante, ya que le agrega dinamismo al texto y lo diferencia íntegramente de los demás. Osvaldo igual refiere a una identificación personal con el animal, a su carácter distante y perezoso, algo compartido por quienes amamos la especie.

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