Cuento de terror sobre sueño: "La sonrisa de la muñeca"

La sonrisa de la muñeca


En el corazón de un pueblo rodeado de bosques espesos y oscuros se alzaba una vieja casa de piedra. Era una construcción solitaria, con ventanas tapiadas y una puerta que chirriaba oxidada. Los lugareños evitaban pasar cerca de ella, pues decían que estaba habitada por fuerzas oscuras que acechaban en las sombras.

Un día, movido por la curiosidad o tal vez por la imprudencia, un joven llamado Lucas decidió explorar la casa. Armado con una linterna y un corazón lleno de valentía temeraria, se aventuró en su interior.  Avanzó con precaución por los oscuros pasillos de la vieja casa. El suelo crujía bajo sus pies con cada paso, y el eco de sus propios pasos resonaba en las paredes de piedra. A medida que exploraba, podía sentir cómo el peso del misterio de la casa pesaba sobre él, pero su determinación lo impulsaba hacia adelante.

Entre los escombros y el polvo, en un rincón olvidado, descubrió una muñeca antigua. Su carita redonda, iluminada por grandes ojos curiosos que destellaban inocencia, parecía observarlo con una mirada inquietante. La nariz diminuta se asomaba por encima de unos labios rosados que se curvaban en una sonrisa traviesa. Mechones de cabello caían sobre la frente, enmarcando una expresión juguetona. Lucas sintió un escalofrío recorrer su espalda al contemplar la muñeca, pero decidió llevársela consigo como un recuerdo de su osada aventura.

Esa noche, mientras dormía en su habitación, escuchó risas infantiles y pasos arrastrándose por el pasillo. Al despertar e investigar un poco, descubrió que la muñeca había desaparecido de su lugar. Sintió un nudo en el estómago y una sensación de opresión en el pecho al darse cuenta de que algo no estaba bien. Mentalmente se estaba arrepintiendo por la estúpida decisión que había tomado. Pero instantes después la muñeca volvió a aparecer y Lucas se convenció de que solo estaba siendo paranoico, que se había confundido por su estado somnoliento.

Esa noche apenas pudo conciliar el sueño, pero durante los siguientes días sucedieron cosas más extrañas en la casa. Objetos que se movían solos, sombras que parecían danzar en las paredes y una sensación constante de ser observado. Lucas empezó a tener la mosca detrás de la oreja, sospechando que la muñeca tenía algo que ver con todo aquello. Decidió deshacerse de ella, pero cada vez que lo intentaba, volvía misteriosamente a su lugar. Comenzó a sentirse perseguido por su mirada penetrante y su sonrisa inquietante.

Una noche, mientras trataba de dormir, escuchó un suave murmullo que parecía provenir de un infante. Intrigado y aterrado al mismo tiempo, se acercó a la muñeca y escuchó con atención.

—Ven conmigo, Lucas —se encuchó una voz que parecía provenir de otro mundo. La sonrisa de la muñeca de no se movía, pero estaba seguro de que se trataba de ella—. Juntos podemos descubrir los secretos más oscuros de este lugar.

Lucas retrocedió horrorizado, sintiendo que estaba al borde de un abismo sin fondo. ¿Qué clase de poder habitaba en aquella muñeca? ¿Y qué secretos se escondían en las sombras de aquella casa?

Decidió enfrentarse a la muñeca de una vez por todas. Con un cuchillo en la mano y el corazón lleno de determinación, se acercó a ella decidido a destruirla. Pero cuando levantó el cuchillo para empuñar el golpe final, la muñeca desapareció ante sus ojos. En su lugar, solo quedó un eco susurrante que llenó la habitación.

—Nos volveremos a encontrar, Lucas —susurró la voz, cargada de promesas oscuras—. Siempre estaremos juntos.

El corazón de Lucas latía con fuerza, sintiendo que había despertado a algo terrible y antiguo que ahora lo perseguiría por siempre. Con el miedo corroyendo su alma, se decidió a abandonar su casa en la oscuridad de la noche, preguntándose si alguna vez lograría escapar de la presencia siniestra de la muñeca.



Sueño utilizado:

"En un rincón olvidado de mi casa, encuentro una muñeca antigua con ojos que parecen seguirme a donde quiera que vaya. Por la noche, mientras duermo, escucho risas infantiles y pasos arrastrándose por el pasillo. Cuando me despierto descubro que la muñeca desapareció de su lugar, y siento su presencia acechando en las sombras, esperando su momento para atacar."


Frase utilizada:


"Tener la mosca detrás de la oreja": Significa estar sospechando o tener una sensación de que algo no está bien. Por ejemplo, "Desde que cambió su comportamiento, tengo la mosca detrás de la oreja".


Rostro utilizado, de un nene que vi en la plaza:


Una carita redonda, iluminada por grandes ojos curiosos que destellan inocencia. La nariz diminuta se asoma por encima de unos labios rosados que a menudo se curvan en una sonrisa traviesa. Mechones de cabello caen sobre la frente, enmarcando la expresión juguetona de un nene que apenas está empezando a descubrir el mundo.

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