Nota de lectura: "La siesta" de Kohan y "Esa mujer" de Walsh
"La siesta", un cuento de Kohan, nos introduce en un escenario costero solitario donde se da el encuentro de dos personajes, Mara y Alberto. El relato comienza con la descripción de un lugar apartado de la playa, donde Mara busca soledad pero se ve interrumpida por la presencia intrusiva de Alberto. Este encuentro casual se convierte en un escenario de incomodidad y falta de sincronía, donde incluso Mara miente sobre su nombre y algunos datos en los que Alberto está interesado mientras intenta seducirla.
Mara, a pesar de su inicial distancia, demuestra su fuerza y autonomía al enfrentarse a las corrientes del río de su lugar de origen, tanto física como metafóricamente, luego de desafiar a Alberto que se presenta como un nadador profesional. Es un poco aterrador este relato, ya que te hace pensar sobre las verdaderas intenciones, casi siniestras, de la protagonista que parecieran atentar contra Alberto, a quien luego abandonó y se marchó a su casa, encontrando a su familia aún durmiendo la siesta. Es un cuento confuso, que te deja una sensación rara al terminar de leerlo. No sé termina de explicar qué sucedió con el personaje masculino.
En el cuento de Rodolfo Walsh, “Esa mujer”, se hace una clara alusión a la historia tan particular y cínica del cadáver embalsamado de Eva Perón, que fue robado por los militares y profanado por muchos años. Es una historia intensa y enigmática que te sumerge en un oscuro mundo de intriga y secretos.
El relato gira en torno a un encuentro entre el narrador, quien se entiende como un periodista, que se podría identificar como el propio Walsh, que está interesado en escribir la historia de una mujer muerta, una figura importante, tanto por su interés particular como por los beneficios económicos y profesionales que podría traerle; y un enigmático coronel, que está interesado en unos papeles que tiene el periodista. Su conversación revela un trasfondo de violencia y conspiración.
Walsh construye hábilmente la atmósfera, utilizando detalles sensoriales para transportar al lector a la sombría habitación del décimo piso donde tiene lugar la conversación. La descripción del paisaje urbano de Buenos Aires al atardecer refleja la compleja gama de emociones que embarga a los personajes: amor momentáneo por la ciudad, pero también una búsqueda implacable. Incluye hasta un intento de negociación del periodista, ya desesperado por saber la verdad.
El diálogo entre el narrador y el coronel, que es el recurso principal empleado para contar la historia, revela gradualmente la oscura verdad detrás de la búsqueda. A medida que la conversación avanza, se desvelan detalles escalofriantes sobre lo ocurrido con el cuerpo de la mujer y las numerosas acciones del coronel para protegerla y, aparentemente, preservar su legado al que respeta, incluso si ideológicamente difiere. Pero también termina dejando entrever al final del relato la obsesión que tiene el coronel con la mujer, un enamoramiento perverso con su cadáver. Incluso parece traerle conflictos con su familia, y obviamente con las personas que quieren recuperar el cuerpo de la importante figura, que si lo vemos desde la historia de Evita, se puede pensar en los guerrilleros que la reclaman de vuelta.
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